Reflexiones tras el IX Certamen de Pintura Artemisa
El pasado año, con enorme entusiasmo y una profunda ilusión, decidí presentar una de mis obras más queridas al IX Certamen de Pintura Artemisa, celebrado en el distrito de Moncloa-Aravaca, Madrid. Este certamen, conocido por reunir a artistas de gran talento y sensibilidad, me brindó la oportunidad de compartir mi visión artística y dialogar, a través del arte, con un público diverso y exigente.
Una experiencia cargada de emoción
Desde el momento en que supe que mi obra formaría parte de este prestigioso evento, sentí una mezcla de orgullo y nerviosismo. Participar en un concurso de este calibre siempre es un reto, pero también una ventana para aprender, crecer y descubrir nuevas perspectivas en el arte.
Mi obra, inspirada en la presa natural de Patones de Abajo en Madrid, fue concebida con pasión, buscando transmitir emociones universales y conectar con quienes la observaran. Fueron muchas las obras concursantes, pero solo tres alcanzaron el nivel que el jurado estimó como merecedoras de premio.
El fallo del jurado: admiración y aprendizaje
Hace pocos días, se fallaron los premios del certamen, y aunque mi obra no resultó premiada, mi espíritu permanece intacto. Al conocer las piezas ganadoras, no pude sino admirar profundamente la calidad y la sensibilidad de los artistas seleccionados. Cada pincelada de esas obras premiadas es un testimonio del compromiso, la innovación y el talento que nos une a todos los que amamos el arte.
Si bien no fue mi momento, esta experiencia me ha regalado una lección invaluable: cada paso, cada esfuerzo invertido en el arte nos acerca más a nuestra mejor versión como creadores.
Mirando hacia adelante: nuevos desafíos y oportunidades
No haber obtenido el reconocimiento del jurado no ha disminuido ni un ápice mi entusiasmo. Muy al contrario, me siento más motivado que nunca para perfeccionar mi técnica, explorar nuevos caminos creativos y continuar contando historias a través de mis obras.
El arte es un viaje, no una meta. Y cada parada en el camino, como este certamen, nos ayuda a mirar con nuevos ojos el horizonte que se despliega ante nosotros.
Agradezco de corazón a los organizadores del IX Certamen de Pintura Artemisa por brindarme esta oportunidad y a todas las personas que han acompañado mi trabajo con sus palabras de aliento y su tiempo.
El arte continúa, y yo sigo en movimiento, pincel en mano, listo para seguir soñando en colores.